Ni crema sin sérum, ni sérum sin crema: los dos productos clave diarios.
¿Es suficiente con una crema hidratante diaria para mantener nuestra piel hidratada en profundidad? La respuesta es no. Una base diaria de hidratación es absolutamente imprescindible para tener una piel con salud. Ahora bien, la densidad y los componentes de la crema hidratante diaria están pensados para proteger la piel del sol y retener el agua necesaria para que se mantenga flexible, sin manchas y para evitar las arrugas. Su aplicación debe ser complementaria: si queremos una hidratación que actúe en las capas más profundas de la piel con efectos específicos necesitamos un sérum pensado para ello.
El sérum facial está pensado para aplicarlo antes de la crema hidratante (con la piel recién limpia), puesto que su densidad es mucho menor, más líquida, especialmente pensada para que penetre hasta las capas más profundas, algo que la crema hidratante, por sus componentes grasos, no puede lograr. Es por eso que tampoco lleva factor de protección solar, por lo que no podemos prescindir igualmente de la crema, por mucha hidratación que nos facilite el sérum.
La gran aportación del sérum facial, y en concreto del nuestro, son los principios activos que se combinan en su formulación. Por una parte el ácido hialurónico, del que tanto os hemos hablado y que en las proporciones correctas es vital para retener el agua, gracias a ello ¡aporta una gran elasticidad y luminosidad a la piel del rostro, rellena las arrugas y líneas de expresión, las patas de gallo y hasta los labios. Además, su bajo peso molecular es lo que hace que penetre hasta las capas más profundas de la piel.
Pero al ácido hialurónico hay que sumarle otros principios activos naturales presentes en plantas y flores tan comunes como la malva, la caléndula o la milenrama, que además de poseer propiedades hidratantes también son antiinflamatorias, calmantes y cicatrizantes.