El oro líquido del desierto.
Si el aceite de oliva virgen extra es tan nutritivo como exclusivo, ahora multiplícalo por 10 y te harás una idea del valor del aceite de argán. El echo de que el árbol de argán esté protegido por la UNESCO es bastante significativo, y es que sólo se da en ciertas regiones desérticas del norte del Sáhara y Marruecos, con raíces de más de 30 metros capaz de resisitir a la sequía y de producir las semillas de las que se extrae tan valioso aceite, en muy pocos casos auténticamente orgánico. Por algo se le conoce como "el oro líquido del desierto".
La obtención de este aceite es costosa por el proceso artesanal necesario para ello. Las semillas se recogen manualmente y se tratan por cooperativas de mujeres, aunque ya se utilicen prensas en alguna de las fases. Tras su tostado y secado, al mezclarlo con agua se extrae el aceite, con una composición muy equilibrada de ácidos grasos, los cuales constituyen el 80% del aceite.
Además de que su composición sea equilibrada, esos ácidos grasos son muy similares a los de la piel, penetrando en profundidad, aportando triglicéridos buenos (esteroles). El ácido felúrico es beneficioso para todos los procesos que necesita nuestra piel, ya que limpian, reparan y protegen, y el escualeno repara la barrera de lípidos, que impide la deshidratación.
Y si nombrábamos precisamente el aceite de oliva es porque el aceite de argán posee dos veces más de cantidad de vitamina E, tan importante por su relación con el sol y los radicales libres. Además, sus agentes antioxidantes evitan precisamente el envejecimiento y las manchas.
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Ahora entenderás que en la formulación de nuestra crema para pieles secas se combinen aceites tan nutritivos como el de argán, el de jojoba y el de semilla de girasol. A esto hay que añadir la manteca de karité, extracto de acmella oleracea y rosa canina, con más vitamina C que cualquier cítrico.
