#Issue 80: Urbi et Orbi.
Sabemos bien esa letanía de que lo importante es el contenido y no la forma, pero cuando la forma es muy hermosa... Eso le pasa mucho al cine de Paolo Sorrentino, que si ya estaba consolidado como director en Europa tras "Il Divo", no quedó ninguna duda a nivel mundial con "La Gran Belleza".
Ahora que parece generalmente aceptado que las series no tienen nada que envidiar en calidad de ningún tipo a los largometrajes, los cineastas se cambian de lado para probar otro tipo de productos audiovisuales. Tampoco es de extrañar, teniendo en cuenta que en algunas series el presupuesto de cada capítulo supera con creces al de cualquier largometraje. De hecho, cada capítulo de "The Young Pope" contaba con cuatro millones de euros.
Este dato puede ayudar mucho al lector a entender eso de la recreación de la belleza en una serie ambientada en las dependencias vaticanas, fielmente replicadas hasta el punto de contar con una capilla Sixtina idéntica a la original, una réplica de La Piedad de Miguel Ángel hecha por el mismo escultor que la restauró tras el ataque de un húngaro hace algunas décadas, e incluso una fachada de la Basílica de San Pedro. Si a lo que de por sí es hermoso (no hace falta haber estado en los Museos Vaticanos ni en pequeñísimo Estado para saber el valor artístico y patrimonial que en él se encuentra) le unimos la personal visión y estilo de Sorrentino en cada plano hay que pensar que esa belleza se multiplica exponencialmente .
Si buscáis información por la red o encontráis alguna noticia en prensa sobre esta serie que, por cierto, ha apadrinado la HBO y que ya tiene confirmada una segunda temporada os toparéis con una serie de informaciones comunes sobre su argumento en torno a la llegada de un joven Papa de ideas controvertidas y reaccionarias a lo que se suman las apreciaciones positivas o negativas del periodista que lo haya redactado.
A Paolo Sorrentino se le suele criticar (sobre todo por películas como "The Youth") que detrás de la belleza de muchos planos o secuencias realmente no hay nada. Y la verdad, no les falta razón. Detrás de innumerables planos no hay más que pura belleza, lo cual no es incompatible con afirmar que... que argumentalmente hay episodios donde el sentido se cae y algunos aspectos de la trama carecen de justificación. Pero da igual, porque los seguidores del director italiano tienen muchos más motivos para amarlo que para odiarlo. Por eso hoy os queremos recomendar esta serie por mucho más que "la gran belleza" de la que hace alarde. El protagonista es un Papa pero no trata de religión, ni sólamente de poder, ni buscar crear escándalo en torno a la Iglesia pese a la denuncia que se desliga de las situaciones de corrupción actuales. También tiene mucho de respetuosa con la fé. Como en las buenas novelas hay una evolución en el protagonista, y pese a que el carácter excéntrico del Papa es lo más llamativo de los primeros capítulos, esto es precisamente lo que hace que merezca la pena.