#Issue 26: España en puentes es mucho más que Calatrava.
Siempre se ha dicho que las montañas unen y los ríos separan, y por eso mismo los puentes son algo más que un elemento arquitectónico cualquiera: son un lugar de unión y una forma de medir el avance de una sociedad. Hoy en día es una lástima que en un país como el nuestro, puntero en arquitectura de puentes, sólo se hable del arquitecto Calatrava más por motivos que poco tienen que ver con el diseño que por su trabajo mismo. Con muchas más luces que sombras, nuestra geografía puede presumir de numerosos ejemplos de puentes que bien valen una misa.
Empezando por el más novedoso, el no puente sino viaducto de Montabliz de los arquitectos Marcos J. Pantaleón, Roberto Revilla y Patricia Olazábal. Entre Castilla y León y Cantabria, este "puente" de 130 metros de pila es el más alto de España ya que la forma en que se construyó y la que toma en la realidad se basan en el presupuesto de que debe dañar lo menos posible el valle sobre el que se asienta. El pabellón puente de Zaragoza (Zaha Hadid) fue parte de la Expo de Zaragoza (2008) y, además de puente es museo. Además de por tener el mayor pilotaje en España, estilísticamente sirve de paso y entrada a la Expo. Su planta con forma de gladiolo y su diseño tridimensional alcanzan los 250 metros de longitud que, al asentarse sobre el río, requirieron un pilotaje de 70 metros de profundidad.
El puente del Dragón (Alcalá de Guadaira, 2007) del arquitecto José Luis Manzanares es llamativo, cuanto menos, por su forma de dragón. El puente en cuestión no es que arquitectónicamente llame la atención en exceso, pero su inspiración basada en Gaudí explica la decoración con miles de teselas de colores y su recreación de las famosas figuras de lagartos. El Puente móvil del Puerto de Barcelona o Porta d'Europa de Juan José Arenas bate el récord de puentes móviles debido a los 109 metros de distancia que hay entre sus ejes de giro y que auna dos necesidades contrarias: resistir en su parte superior como puente y que a la vez sea lo suficientemente ligero como para elevar sus partes.
Fotografía de Ion Jaureguialzo Sarasola
El Puente de la Barqueta (Sevilla, 1988) de Juan José Arenas y Marcos J. Pantaleón. Como decíamos al principio, la función principal de un puente es unir, y por eso en numerosas Exposiciones Universales se ha accedido a los recintos a través de un puente. En el año 92 se construyeron en Sevilla numerosos puentes con motivo de la Expo, pero el de la Barqueta no sólo es el más elegante y sofisticado, sino que su diseño de vértices apoyados en los dos lados del puente ha sido copiado posteriormente en numerosas ocasiones. Y, por último, un guiño a nuestra provincia: el Puente Ingeniero Carlos Fernández Casado (Javier Manterola, 1983), que toma su nombre del célebre arquitecto español. El puente que se sitúa junto al embalse de Barrios de Luna es récord en distancia de luz en puente atirantado con sus 440 metros en el vano central, nuestro puente de Manhattan particular.
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